COMUNICACIÓN

  • Has caminado, estás empapado de sudor, cada paso a confirmado el siguiente y los rayos del sol empiezan a iluminar la meta. Has caído, dudado de ti mismo y te has sorprendido inesperadamente con manos llenas que te levantaron al caer. Las señales eran claras pero parabas a examinar la zona para asegurar con determinación lo que te acercaba hacia el cambio, calibrando si avanzabas a pesar de tus miedos, hacia tu mejor versión.

    Al principio observabas con claridad tu destino, pretendías no renunciar a nada ni tan siquiera a los instantes teñidos en polvo. Y encontraste adentro, todo lo que necesitabas, no había otro lugar más bello fuera, que el que está dentro de ti, de esa forma, la energía que transpiraba tu piel sellaba el esfuerzo que inundaba la conquista.

    Conquistarse no fue sencillo, entre la lucha y la felicidad fuiste permeable permitiendo al entorno influir en tus sentimientos más ocultos. Tus límites tensaron con firmeza las posibilidades de la mente, de un nuevo destino que solo podía aparecer más allá de quién fuiste. Conseguiste obtener reconocimiento cuando empezaste a reconocerte sin trampas, cuando tu lenguaje volaba en cada gesto auténtico, en la fortaleza del que se ha sentido vulnerable y ha sobrepasado sus temores. En algún punto has perdido algo de ti, eso que se ha transformado en una sustancia distinta. Era un vacío que mantenía a las resistencias en las fronteras de lo posible, sin embargo ahora, más allá de esos límites te observas distante envuelto por una sustancia nueva de luz propia que sale de ti y vuelve a iluminar tu rostro. Te sientes libre, radiante y no es cuestión de fortuna, será quizás, porque hoy sabes que eres tu mejor versión.

    Lectura recomendada: Reinvertarse - Mario Alonso Puig

    Iris Pérez Ortigosa

     

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