COMUNICACIÓN
" Todo se transforma (...) " Jorge Drexler, cantautor.
Desde hace unos años se escucha directa o indirectamente el concepto Millenials, que al ser oído suena a extraterrestre a seres que vienen a invadirnos y expulsarnos de nuestro territorio. Y algo de razón llevamos al creer que nos invadirán, pero por ley de vida, pero menos cierto es lo del territorio.
Para entender que hay en nosotros, los Millenials, hay que investigar cuando nacimos, qué pasaba por aquel entonces y qué nos ha tocado vivir para convertirnos en esos seres rebeldes e incomprensibles.
1. El laberinto de los 80 y 90
Casi todos los nacidos a partir del año 1981 somos considerados Millenials, pero ¿Qué pasaba en nuestro país por aquel entonces? Entre otras cosas, estaba muy presente ETA,Terra Lliure y una Constitución en pañales. El liberalismo se instalaba en las calles sin saber a donde iba, los peinados abstractos “ Punk” invitaban a mirar al cielo, la música se descubría a si misma en sonidos electrónicos, en Madonna y en Michael Jackson, y en los colegios empezaban a retirar sigilosamente la fotos y señales de la dictadura para poner la de los reyes, de esa manera el rigor y el orden continuaba en el aire de las aulas pese a la convulsión del exterior. Si buscamos la emoción a todo ese conglomerado veremos, excitación, provocación, conflicto, todo a flor de piel y mucho cambio, del de verdad. En los vecinos 90 la energía era practicamente la misma sumada a la influencia New Age que poblaba las estanterías de las librerías de cualquier barrio, los Nokias y los contestadores automáticos nos volvían los primeros consumidores de tecnologías, en lo social las Olimpiadas, la Expo y todo aquello internacional se presentía en cada paso que daban los organismos nacionales, la música pop explotaba en los nuevos reproductores de CD y los PC se convertían en el nuevo inquilino de los colegios y casas. Nuevamente el contexto rezumaba excitación y cambio. Los que nacimos y crecimos por aquel entonces vivíamos en una montaña rusa de emociones, de actividades y propuestas novedosas, aunque los que dirigían, los de los colegios, institutos, padres , madres siguieran invocando a diario la rigidez, el convencionalismo y el sentido común. Entre tanta controversia y contradicción nos hicimos a un mundo que presentimos peligroso y cambiante.
El fruto de todo aquello dio personalidades rebeldes, que no confían en el orden establecido y que se han acostumbrado a los cambios constantes, al ruido y a la sobreexcitación, lo que da a personas curiosas, investigadoras y amantes de la innovación pero profundamente insatisfechas.
El lado positivo de ellos ( nosotros) es utilizar esta perspectiva transformadora que llevan en su mapa mental en una herramienta poderosa para salvar a aquellas instituciones con problemas de estancamiento, falta de motivación y rigidez, que se precipitan a la extinción por sus formas caducas. Pero hay que entender como piensan y que les motiva. Principalmente has de saber que necesitarán cambios, que quieren emociones, sentirse inspirados y sobre todo comunicarse y expresar sus emociones. Atentos, hay que estar alerta por que pueden entrar en conflicto con quienes no les den su espacio, su ritmo, su inspiración y si se sienten incomprendidos. En el Millenial todo está a flor de piel, y tarde o temprano los deseos de novedad afloraran en sus actitudes.
Si miramos hacia el futuro más cercano comprenderemos que los Mil son los que están trabajando en las nuevas compañías y van a ocupar los nuevos cargos de dirección, por lo tanto hay que entenderlos para aprovechar todas sus capacidades interpersonales, que son muchas y diversas.
2. Orden vs libertad
Hay conceptos que parecen antagónicos pero en realidad si se utilizan bien en la practica pueden ser profundamente compatibles. Durante varias décadas las generaciones pre - Millenials cultivaron el orden, la elegancia y la rigidez de miras algo que sería imposible de casar con la libertad de espacio, la emocionalidad expresada, la búsqueda incansable de la verdad y la libertad de movimientos y de comunicación, si no fuera porque esa generación rebelde, además posee una capacidad sorprendente de adaptación y comprensión del entorno, eso es lo que hace que unos y otros puedan convivir en cierta armonía. Aunque no todos son flores, porque a los primeros les cuesta entender esa capacidad de adaptación, transformación y de independencia radical. La creatividad de los Mil (Millenials) su determinación y en algunos casos la pasión por el riesgo remueven demasiado a aquellos que solo entienden de blanco, gris y negro. La buena noticia es que son compatibles en la medida en que respeten sus diferencias. El orden y la planificación puede contrarrestar la inestabilidad y el desequilibrio, por otro lado la creatividad y la curiosidad enriquecen el estancamiento de lo habitual, la inteligencia interpersonal cura la inhibición forzosa de la extrema diplomacia de antaño. Por tanto, uniendo fuerzas y respetando sus diferencias, pueden llevar a cualquier organización a la cumbre del éxito.
Como Mil he representado a la perfección la etiqueta que me impusieron los sociólogos al nacer. Inquieta, enfocada al aprendizaje continuo, rebelde ante lo convencional y caduco, ante la falta de humildad y los esquemas piramidales y reconozco que disfruto de cierta comodidad con el riesgo, aunque prefiero llamarlo, valentía.
3. Todo por un mundo mejor
Aprender a convivir en el mismo espacio con distintas normas morales y éticas, no es sencillo, pero es posible. El nuevo liderazgo Mil que se abre paso en estos próximos diez años, será sorprendente por las formas; creatividad, novedad continua y el respeto al medio ambiente, pero será clave en el fondo. Aquellas generaciones conservadoras dejaron una huella imborrable en el ADN Mil que seguramente emergerá en los nuevos tiempos transformando aquello que toquen con cierto orden, disciplina y racionalidad, es decir con el toque del S.XX.
Los Mil no lo tienen fácil en sus puestos de liderazgo, pero tienen que intentar ser lo que son; personas creativas, altamente sensibles. Si luchan contra todos no llegarán a nadie pero si alumbran su capacidad de colaboración e interdependencia conseguirán que el mundo sea un poco más justo, y para eso han nacido, ¿verdad?
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